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Rosa Elinda Álvarez Pizarro (73), quien desde los 12 años desarrolla esta hermosa actividad que aprendió en forma autodidacta y gracias a un telar que le regaló su abuela donde confecciona diversas prendas con lana de oveja. Son sesenta años de trabajo en torno al telar; un récord que pocos ostentan en el Valle de Elqui.

“Mi abuela Angelina Rodríguez, que me crio, compró ese telar y aprendí sola a tejer. Nunca hice un curso para tejer en telar ni tampoco nadie en mi familia o ascendientes tuvo este talento. Posteriormente mi hija Lorena también comenzó a tejer en el telar y juntas confeccionamos muchas prendas”.

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Cuenta que en su telar aprendió a confeccionar ponchos, chalecos, chales, morrales y otras prendas; y ahora último confecciona con vellones de lana de oveja colgantes y paisajes. La lana de oveja la conseguía en los alrededores donde habían crianceros de ovejas, los dueños de las ovejas me avisaba que iban   esquilar la lana y luego yo hacia el procedo del lavado, secado, teñido  e hilado de la lana.   Hoy en día producto de las sequias en nuestras región la lana de ovejas fue escaseando, por lo que me vi en la necesidad de buscar otras alternativas a lo largo  de otras regiones al sur de nuestro país (Temuco) en distintos colores y cruda. A la lana cruda le doy el proceso de teñido, utilizando colorantes vegetales o anilinas. Los tiempos para confeccionar las prendas son diferentes: Por ejemplo, un morral lo teje en un cuarto de hora. Un poncho o chal puede tardar un día entero o un día y medio. Todos sus trabajos los ha vendido entre sus compañeras de trabajo del hospital y amistades.

Sólo hace un par de meses comenzó a exhibirlos y venderlos en su módulo del Centro Artesanal Gabriela Mistral, ubicado a un costado del Bancoestado. En este lugar Rosa Álvarez muestra su hermoso arte que requiere tiempo y talento innato.

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